No soy bueno hablando de mi mismo, pienso que la verdadera valía de la gente esta en lo que NO cuentan, aunque hoy en día muy poca gente se moleste en llegar al fondo de las personas, en escarbar mas allá de la careta.
Creo que es más valioso NO hacer las cosas pensando que alguien las vea o las reconozca y sobre todo decidir NO hacer algo porque sabes que no lo harías aunque fuese imposible que nadie lo supiera jamas y que alguna vez tuviera alguna consecuencia… Solo por tí y sin más razón que guardar una coherencia contigo mismo. Entonces es cuando hay una verdadera razón para NO hacer algo.. y también.. para ser algo.. aunque nadie lo sepa.
Algunos dirían que hacer cosas y no decirlas es trabajar para nada, o hacer el idiota. Tal vez es poco gratificante.. a todos nos gustan los aplausos. Vivimos en una época en la que todo el mundo gusta de pavonearse y exponer lo que es o lo que hace. Pero al crecer me he dado cuenta de que esas decisiones, esas cosas que NO contamos, son las que forman nuestro carácter, y a veces, nos reconcilian con nosotros mismos.
No creo en el humanismo, entendido como justificación de la superioridad del hombre sobre otras criaturas, y mucho menos lo defiendo, pero creo si tuviese que defender una cualidad humana diría que la mayor libertad del ser humano es elegir su destino, poder tomar decisiones, que a veces van contracorriente, poder huir de los impulsos, y tomar un camino distinto, configurar ese conjunto de decisiones que nos hacen ser nosotros, aunque a veces ese camino este lleno de idas y venidas y no sea tan recto como nos gustaría. Es curioso que el ser la vida tan finita, vuelva a esas decisiones importantes porque cada una de ellas es una pequeña renuncia, una pequeña cosa que elegimos no hacer nunca y eso es algo que va completamente en contra de nuestros instintos, quizás por eso, nos cueste tanto, los instintos son poderosos.
Hoy estaba en el parque, el parque de un barrio de clase obrera y perfil bajo como el mio es un lugar interesante, te permite observar a la gente tal como es. Ver gente en estado puro sin los amarres de la vergüenza ni la falsa compostura de nuestras sociedades. Hoy miraba a un grupo de niños, se pasaban los unos a los otros un viejo patinete rosado que habrían seguramente cogido de la basura. Uno de ellos lo arrastraba casi cogiéndolo con desgana en un difícil juego de muñeca, como si no pesase nada y casi como si labrara un surco invisible tras de el. Me preguntaba que harían con el; me extrañaba que lo quisiesen para algo ya que era de color rosado y claramente muy afeminado.
Entonces uno de los niños que tendría unos 10 o 11 años lo sujetó sobre su cabeza con las dos manos y lo lanzo de forma inesperada unos metros mas allá, donde fue a chocar violentamente contra el suelo. Corrió tras de él, lo recogió con rapidez y lo lanzó de nuevo, una y otra vez. Cada vez que lo lanzaba el ruido era considerable, pero todos, padres y niños, les ignoraban. El patinete al caer soltaba pequeñas piezas, ruedas, tornillos y trozos de plástico. El resto de los chicos las tomaban y las tiraban a su vez contra el patinete. Cuando se convencieron de que no iban a romperlo más con ese método el chico mas grande tomó el patinete del manillar y empezó a golpearlo contra los troncos de los tres árboles que tenían delante mientras los otros chillaban, reían y saltaban excitados.
En ese momento me sentí como si estuviera viendo un documental en televisión, tal vez uno de gorilas o de chimpancés, es cierto.. y de repente pensé que un observador inteligente de otra especie o de otro mundo notaría esas analogías en seguida y le parecerían mucho mas obvias, como si nosotros observásemos a una especie reptilóide y a un lagarto, seguro que nuestra vida cotidiana esta llena de similitudes y de instintos que NO podemos o NO queremos o que tal vez NO sabemos reprimir, pero nos cuesta verlos. No tengo duda de que un visitante de otro mundo no dudaría ni un minuto en darse cuenta del parentesco y tal vez, no pensaría en nosotros como una especie tan privilegiada como pensamos.