Hay algo que siempre me ha marcado y en cierta forma supongo que es algo que me ha hecho un poco diferente desde siempre. Es un recuerdo, de mi mismo, asustado y llorando en la cama.. tendría 7 ó 8 años, fue la primera vez que fui consciente del paso del tiempo, de mi propia muerte, de la edad de mis abuelos, la primera noche que no pude dormir.. Llame a mi madre varias veces, y recuerdo que le pregunté «mama, yo también me tengo que morir?» y ella me dijo «no pienses en esas cosas, eso es dentro de mucho mucho tiempo».
Pase esa noche angustiado, escuchando el ritmo constante de mi propia respiración, pensando en el vacío que queda cuando dejamos de existir, cuando todo lo que somos se apaga.
.. .. ..
Una vez que comprendes esa realidad nunca vuelves a ser el mismo. Creo que desde ese momento no ha pasado un día en mi vida en que no halla sido consciente de que mi tiempo y el de los seres que quiero estaba limitado. Y me gusta creer que eso me ha hecho ser mejor, y valorar las cosas que de verdad importan por encima de todo.
Regularmente, a veces después de varios meses, a veces después de varios años.. durante todo este tiempo, esa sensación no ha parado de volver a mi, me despierto desorientado en mitad de la noche, siento mi respiración, me llevo las manos a la cabeza y, por un momento, me siento un observador de mi mismo casi como si mis manos no fuesen mías y me invade ese enorme vacío, inmenso, presionándome desde dentro. Puedo sentir el silencio, ese vacío, ese miedo a perderme a mi mismo. En ese momento el tiempo se para, se detiene, y todo parece mas claro en tu mente. Tus prioridades, tus esperanzas, tus temores.
Escuchas resonar tu respiración, tu corazón, como si estuvieses por primera vez en tu cuerpo y todo aquello fuese ajeno. Y te parece como si acabases de descubrir cosas que sin embargo son obvias.. Recuerdo esas mismas sensaciones, una y otra vez, vienen a mi mente, sin avisar, una noche, cuando menos lo espero..Y, cada vez que me ha ocurrido, he sido consciente que una parte mas grande de mi tiempo ya no volvería.
Conforme me he hecho mayor esos momentos han dejado de obsesionarme, y casi no pienso en ello en mi día a día. Ahora a los 31, me da menos miedo, quizás he aprendido a ignorar mi miedo, a construir una coraza alrededor de esos sentimientos, pero se que solo me estoy escondiendo de mi mismo y que esa sensación volverá a mí muchas mas veces; En el fondo me sigo sintiendo ese niño, con otro aspecto, con los mismos miedos, asustado bajo la colcha, sabiendo que se hace mayor, y el tiempo sigue pasando.